“Los dedos de la muchacha, delgados, van arrancando despacio las hojas de un cuaderno. Un cuaderno viejo, manchado, usado y acariciado muchas veces. Por última vez lee estas páginas llenas de tambores y tachaduras. Las dobla dulcemente y las va echando en la chimenea encendida”.
Una por una van cayendo, una por una, tiradas al fuego que se aviva a cada hoja consumida, tiradas a un recuerdo que solo quiere ser olvidado, una hoja pasada, un recuerdo a su lado.
Al pasar y arrancar aquellas hojas se topa con una llena de colores, se detiene por un momento un recuerdo se apodera de aquel momento, la acción se detiene, el tiempo se paraliza, solo queda aquello, luces, sombras y el sonido de la chimenea.
Sola en casa, alguien llama a la puerta, es él, que con su sonrisa picara, como la de un niño apunto de hacer travesuras, entra, besa, luego sonríe, ve en sus ojos la energía de un bebe al llorar, besa su cuello, roza su piel con la de él, y entran a la casa.
Sigue el juego de seducción con miradas profundas y penetrantes, que dicen todo y nada, solo luz y sombra. Es el momento, siente su aliento, su cuerpo con el de ella, y de forma sutil, la ropa cae, no hace falta en este momento, no hay nada que esconder, nada que ocultar. Él acaricia su cabello, ella acaricio su espalda, roza sus labios contra su pecho, mientras unas manos de deslizan suave y dulcemente.
Nada importa ahora, su respiración agitada a la par con la de él, pero es más grande la pasión y el deseo que sienten; el deseo los hace uno solo, se unen y se convierten en un alma, un corazón; el placer continua, es inevitable.
Nuevamente el tiempo vuelve a su curso, y un sonido fuerte, seguido de algo que cae detiene el pensamiento.
Despierta y se da cuenta que solo era un sueños, ventanas de alma, deseos comprimidos, con una lagrima en su mejilla se sienta, un recuerdo que una vez fue dulce hoy es aquello que no deja dormir.
Siguiente día y todo es normal la esperanza de avanzar, la esperanza de tratar de vivir con un recuerdo tan agobiante que no la deja respirar
Pasa por la sala y ve sobre la mesa aquel viejo cuaderno que la llama incesantemente a continuar con lo que posiblemente sea la salida a su sufrimiento siempre buscando un final.
Nuevamente la chimenea esta encendida, nuevamente el fuego espera por aquel papel del recuerdo, sentada en el sofá mira fijamente como sus viejos recuerdos se desvanecen, observa como todo lo vivido sale a flote y revive aquella antigua herida, temores y fantasmas salen de las hojas ahuyentados por el fuego, gritos y alaridos, carisias con sabor a terciopelo, la insoportable angustia de amar, aquel amor que no volverá, aquel sabor que deja el fracasar en algo tan vital.
Sintiendo que ya no tiene mas lagrimas para soltar, sintiendo como se desmorona su alma, el conformismo se apodera de su ser o tal vez el espíritu de la derrota toma posición y reclama una nueva victima, un silencio que ensordece, una habitación que te estremece, un reloj que te recuerda una hora, y que con su sonido hace sentir como el paso del tiempo va dejando su secuela convirtiéndola en lamentos, un momento triste de una madrugada, fantasmas que vuelven, se detiene y la miran como aquel que espera por su victima, risas y llanto, dolor y alegría, y en medio de todo eso una vida, una voz que dice que continua, una fuerza tan grande que es la que ayuda, y de pronto, en un momento aparece una idea, una posible solución a su problema, mira al rincón y ve una cuerda, aquel instrumento, aquel pequeño presentimiento, una salida tal ves, un futuro no muy bueno, las ganas de abandonar este mundo, las ganas de reinventar una solución.
Retira la idea de su cabeza y decide que un baño es lo que en este momento necesita, prepara la tina, con dulces aromas de rosas y claveles, flores que alegran, flores que gustan, dulce aroma que recuerda, dulces momento que hacen pensar en una posible salida, ya dentro del agua se relaja y decide dormir un rato, un sueño que hace que su pensamiento vuele dentro del tiempo, tiempo que como siempre se detiene en el momento preciso, en el momento de siempre, caminos recorridos; abre los ojos y como siempre vuelve a su realidad oscura y dolorida, desesperada trata de poner fin a su dolor, toma la navaja y hace aquello que una persona desesperada hace en un momento equivocado, un leve quejido susurra y hace que su dolor estremezca todo el lugar.
Un personaje en las afueras es victima de aquel alarido, sube y trata de encontrar el epicentro de aquel sonido tan perturbante y lo que encuentra es aquella terrible escena de una mujer tirada en su tina de baño llena de sangre, como una flor manchada solo hermosa joven desmallada, la saca rápidamente y limpia sus heridas, las limpia como aquella persona que cuida a un hijo, la mira a sus ojos grandes y finos, y le dice que siempre hay otro camino, algo por que creer, siempre existe un nuevo desafió, una vida nueva algo bonito, algo que ayuda algo que sin temor siempre ah existido, la recuesta en sus piernas y le miente de lo lindo que es la vida, a veces una mentira te sostiene, a veces una mentira es lo que necesitas para continuar y mantenerte.
Ya curada aquella herida y sentada nuevamente en su sofá, mira aquel libro y una nueva hoja pasar, un episodio cerrado, algo que espera, no volverá más. Ve pasar a un fantasma de ventana en ventana, desvaneciéndose entre sus sabanas, y a su lado, la solución, aquel personaje improvisto que ahora es un pilar para su corazón, aquel que te dice lo que es y con razón, aquel que te habla y siempre te muestra el camino lleno de amor.
Una salida, una esperanza, un nuevo amor, la fantasía de una ilusión, que hace estremecer hasta al mas duro corazón, y que te hace sentir, como se siente aquel pensador, que se sienta a la orilla del mar y ve a un niño corriendo en todo su esplendor.
Un fin, un comienzo, un amor que hace que la vida tome otro curso, otro color.
El fin un episodio.
El comienzo de una nueva aventura.
El comienzo de una nueva ilusión.